Falso amigo n.º 19: montone (italiano) ≠ montón (español)

montone (italiano) ≠ montón (español)

Las dos palabras que traemos hoy se parecen un montón. Montón es aumentativo de monte, que viene del latín clásico, mons, montis. Montone es una palabra italiana que también viene del latín, pero del latín medieval, multonem, que a su vez deriva de una raíz celta, *multo, y significa carnero. Es la misma raíz que ha dado lugar a mouton en francés y mutton en inglés.

El carnero es el macho adulto de la oveja. En su versión infantil es un cordero, en la adolescencia se convierte en un borrego y en su etapa adulta adquiere unos grandes cuernos en forma espiral muy aparentes. Esos cuernos, que a los antiguos les evocaban el eterno retorno, el disco solar y no se cuántas cosas más, hace que el carnero haya gozado de un pasado iconográfico muy ilustre. En el Génesis el carnero fue digno sustituto del hijo de Abraham como pieza de sacrificio para Yaveh, en el Antiguo Egipto fue imagen del dios Amón y en la Grecia mitológica se organizó una expedición de órdago en busca de la piel de un carnero en el Mar Negro. No era un carnero cualquiera, era un carnero alado y de piel dorada que se convirtió en constelación con el nombre de Aries. La impresionante cornamenta del carnero a veces se la colocaba en el extremo del ariete (de ahí su nombre), ese gran tronco que se utlizaba para destruir defensas del enemigo en la guerra.

Con el tiempo la imagen del carnero concuerda más con la idea de los carneros de Panurgo. Según relata Rabelais, este era un comerciante que transportaba un rebaño de carneros en una embarcación. Tuvo una discusión con Pantagruel, quien, con muy mala idea, cogió uno de sus carneros y lo tiró por la borda. El resto, como borregos, se fue tirando uno detrás de otro. La historia de los carneros de Panurgo no es sino la versión literaria y sofisticada del contraargumento que tantas veces hemos escuchado de nuestras madres cuando creíamos que nuestro «pues Fulanito lo hace…» era irrefutable. «¿Y si Fulanito se tira por la ventana tú también te tiras por una ventana?»

En la ilustración he pretendido hacer alusión a la doble simbología del carnero. Como gran tótem mitológico por un lado, el tesoro que buscaban Jasón y los argonautas por un lado; y por otro el estúpido animal gregario sin voluntad propia; un animal, diríamos, del montón.

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