Falso amigo n.º 34: lupa (italiano) ≠ lupa (español)
En esta ocasión tenemos una pareja de falsos amigos totalmente idénticos: lupa-lupa. Sus raíces etimológicas no tienen, sin embargo, ninguna relación. La lupa italiana es la hembra del lupo y ambos, lupa y lupo, provienen directamente del latín lupus, lupa, que es como llamaban los romanos al lobo y a la loba. Las palabras castellanas tienen evidentemente el mismo origen, sólo que representan una versión algo más evolucionada fonéticamente. La lupa española, por otra parte, procede del francés loupe, palabra de origen germano, que en su origen hacía referencia a una gema irregular. Precisamente es la curvatura de la lente la que nos permite ver los objetos más grandes a través de una lupa. En la imagen ilustrativa presento un grabado de Piranesi, en la que una lupa descubre a una loba, la lupa capitolina, entre ruinas romanas.
«En este mundo cruel, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira», reza el adagio popular. Lo mismo ocurre con las lentes deformantes. Según se acerque la lupa a diferentes aspectos de la realidad, esta se va transformando. El ser humano ha puesto diferentes lupas sobre los lobos y las lobas. Para comenzar, el sesgo machista ha asignado diferentes connotaciones a las versiones macho y hembra del lobo. Mientras que el lobo macho ha sido símbolo de voracidad, la versión hembra ha tendido a representar la concupiscencia y la lascivia, qué novedad. De ahí, por ejemplo nuestra palabra lupanar, nada que ver con lupas. Posiblemente a causa de estas reflexiones Tito Livio alimentaba la sospecha de que, quien realmente habría amamantado a Rómulo y Remo no hubiera sido una loba animal y que el término loba estaría encubriendo eufemísticamente a una prostituta. ¡Qué ganas tienen algunos desde antiguo de destripar mitos! En cualquier caso los romanos siguieron conservando a la loba como emblema de su ciudad. Y a Rudyard Kipling le debió de gustar la imagen, pues en «El libro de la selva» nos muestra a una loba-loba, con sus lobeznos y todo, como madre adoptiva de Mowgli. Se trata de una mirada diferente hacia la loba. La loba madre. Símbolo de ternura y protección. Algunos estudios demuestran que las madres lactantes tienen una respuesta más agresiva frente a una posible amenaza contra sus bebés. La loba capitolina, amamantando a los gemelos, sigue siendo sin duda la mejor representación de ese tipo de loba. La escultura se ha hecho hace poco las pruebas del carbono 14 y le ha salido que ya no es etrusca, como pensábamos todos, sino medieval. ¡Qué disgusto! Esta visto que a las lobas no les sientan bien las lupas.