Falso amigo n.º 77: juice (inglés) ≠ juicio (español)

juice-juicioLa palabra juicio viene del latín iudicium, que significa veredicto. En latín la palabra se componía de ius, que significa ley o derecho y dicare, indicar. La palabra inglesa juice también proviene del latín ius. Pero nada tiene que ver con un juicio, que en inglés se dice judgement. Y es que ius en latín era un término polisémico que también significaba salsa o zumo. El vocablo latino derivó al francés jus y de aquí, con algún retoque ortográfico, acabó en juice, con el sentido de zumo o jugo.

En la ilustración he incorporado un zumo (un juice), en uno de los juicios más trascendentes de la historia. Me refiero al juicio de Paris. Estamos en la Grecia mitológica. Paris es un joven pastor al que, en una tarde aburrida, se le aparecen tres diosas para que él dictamine cuál de entre ellas es la más bella. Y no son ninfas, ni nereidas, ni otras deidades femeninas de segunda división. Se trata nada más y nada menos que de Atenea (diosa de la sabiduría), Hera (la esposa de Zeus, jefe supremo del Olimpo) y Afrodita (diosa del Amor). Paris aún está alucinando mandarinas cuando las diosas comienzan a desnudarse ante él. Da la sensación de que las tres tienen mucho interés en ganar el improvisado concurso de belleza y no dudan en sobornarlo, así que empiezan a ofrecerle cosas de dioses. Atenea le promete la sabiduría; distinguir entre el bien y el mal y conocer todos los misterios del Universo y del alma humana. Hera le ofrece riquezas y poder sobre hombres y tierras. Y Afrodita le sugiere que le podría conseguir el amor de la muchacha más bonita de Grecia. Por muy tentador que resultaran la sabiduría y las riquezas, Afrodita dio en el clavo. Para un pastor adolescente que no tenía relación más que con cabras y bueyes, la visión de una linda mujercita fue contundente, y eligió a Afrodita.

El tema del juicio de Paris ha sido muy querido por pintores del Renacimiento y el Barroco. Daba para una conversación de filosofía mundana (¿Qué es mejor, el dinero, la inteligencia o el amor?) y era la excusa perfecta para pintar señoras desnudas. Pero, desgraciadamente, ahí acaba la parte amable del mito del juicio de Paris. Luego resultó que el tal pastor no era pastor, sino el hijo de los reyes de Troya, que había sido abandonado en el bosque de pequeño por no sé qué pesadillas que sufría su madre. Cuando se reintegró en la familia real troyana y comenzó a realizar sus viajes de estado conoció a la mujer más bella de Grecia, que resultó que era Helena, la mujer del rey de Esparta. Afrodita le ayudó a conquistarla y Paris la raptó y se la llevó a Troya, por lo que se originó un conflicto diplomático internacional de lo más incómodo. Y como todo lo que las otras diosas le habían prometido (inteligencia, madera de estadista…) ahora se lo negaban, Paris se comenzó a manejar de una manera bastante atolondrada, con lo que provocó la Guerra de Troya, de funestas consecuencias.

Hay que decir en favor del pobre chico que la culpa no era enteramente suya. La tarea de elegir entre Atenea, Hera y Afrodita era en sí un encargo envenenado. Había sido la Discordia la instigadora de este concurso miss Universo. Lo ideó en una boda (a la que no había sido invitada) lanzando una manzana dorada con la inscripción τη καλλίστη (=para la más bella). En una boda normal todo el mundo habría entendido de que se trataba de un regalo para la novia (por muy horrendo que le hubieran hecho el moño ese día) y todos tan contentos. Pero entre dioses las cosas no funcionan así. Como son muy divos no pueden pasar a segundo plano así que el Olimpo se dividió en bandos y al final involucraron en sus disputas a los mortales. Nada original en todo esto. Hoy en día sigue matándose gente en apoyo de un dios frente a otro.

Por eso en la ilustración he decidido borrar la manzana de la Discordia, con la vana ilusión de cambiar los destinos del ser humano. Si no hay manzana por la que pelear, ya no hay juicio y no hay diosas ofendidas. He sustituido el juicio por un refrescante zumo (juice, en inglés), que es su falso amigo, con lo que la escena retoma esa inocente apariencia de una apacible reunión de héroes y dioses compartiendo una merienda en la campiña griega.

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